Regulaciones

Bioestimulantes: su papel en la agricultura

Aparecidos en la década de los 90, los bioestimulantes se están volviendo cada vez más populares entre los agricultores, pero también entre los horticultores y los arboricultores. Permiten a los profesionales enfrentar los nuevos retos medioambientales, como el cambio climático.

Nuevas limitaciones agrícolas

A medida que aumentan las olas de calor y las inundaciones se vuelven frecuentes, resulta cada vez más difícil garantizar la producción de los cultivos sin recurrir a la aplicación de abonos o sustancias fertilizantes. Ahora, los agricultores deben enfrentar el cambio climático y sus múltiples consecuencias. Frío, sequía, exceso de agua… el clima se vuelve cada vez más impredecible, lo que hace que las cosechas sean inciertas. Ninguna planta está realmente a salvo de estos peligros naturales.

Aunque es imposible controlar la naturaleza y sus ciclos, están surgiendo algunas innovaciones para limitar los daños provocados por el cambio climático. Este es especialmente el caso de los bioestimulantes, que fortalecen las plantas de forma sostenible y natural.

Las ventajas de los bioestimulantes

Un bioestimulante ayuda a activar el metabolismo de las plantas, además de reforzar su tolerancia al estrés abiótico (calor, exceso de agua, etc.). De esta manera, las plantas son mucho más resilientes y las cosechas están aseguradas.

Los bioestimulantes suelen estar compuestos por extractos de algas, oligoelementos o incluso microorganismos. En realidad, pueden actuar a varios niveles (raíces u hojas) dependiendo de sus principios activos y su método de aplicación. Dependiendo de los objetivos de los agricultores, los efectos deseados pueden variar, ya que los bioestimulantes tienen acciones específicas

¿Cuáles son las directrices ambientales para los agricultores?

La comercialización de productos destinados a profesionales, como los agricultores, está regulada. Si estas regulaciones tienden a aumentar con los años, es también porque los problemas relacionados con el medio ambiente y la salud están ganando cada vez más espacio en los debates políticos y sociales. Hoy en día, los consumidores también se interesan por estas cuestiones que repercuten en su salud y en el medio ambiente. Desde la producción hasta el plato, ¿cuáles son las principales pautas a seguir hoy en día?

Gestión del agua: para superar mejor la escasez

La gestión y uso del agua en la agricultura requiere nuevas estrategias agroecológicas. En esta área, el objetivo es promover una gestión más sostenible del agua para un riego de cultivos agrícolas más respetuoso con el medio ambiente. SDAGE, SAGE, DCE, LEMA… Varias leyes, decretos y directivas buscan preservar el agua y distribuirla mejor durante las crisis de sequía.

De la PAC al Pacto Verde: para proteger el medio ambiente

La Política Agrícola Común (PAC) es otra herramienta implementada a nivel europeo. Varios actos jurídicos se han votado y unificado a nivel de la Unión Europea mediante esta política.

Para el período 2023-2027, la PAC también busca combatir el cambio climático y restaurar la biodiversidad, especialmente promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y poniendo en marcha herramientas para ayudar a los agricultores a enfrentar los riesgos económicos y climáticos.

El Pacto Verde, o Green Deal para Europa, es hoy una hoja de ruta imprescindible en el sector agrícola. Lanzado por la Comisión Europea en 2019, este proyecto tiene como objetivo la neutralidad de carbono para 2050 y pretende avanzar hacia una agricultura sostenible reduciendo el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, protegiendo la biodiversidad y favoreciendo la economía circular, etc.

¿Cómo se regulan los bioestimulantes?

Con la nueva normativa francesa que define a los bioestimulantes como parte de la categoría de Materiales Fertilizantes y Soportes de Cultivo, estos productos recibieron una definición oficial redactada de la siguiente manera:

«Un bioestimulante vegetal es un producto que estimula los procesos de nutrición de las plantas independientemente de los nutrientes que contenga, con el único objetivo de mejorar una o más de las siguientes características de las plantas o de su rizosfera:

 a) la eficiencia en el uso de nutrientes;

 b) la tolerancia al estrés abiótico;

 c) las características cualitativas;

 d) la disponibilidad de nutrientes confinados en el suelo o la rizosfera.»

Los profesionales del sector creen que esta nueva definición de bioestimulantes probablemente inspirará a muchos países a establecer sus propias regulaciones.

Bioestimulantes: ¿qué está cambiando realmente?

A nivel europeo, varias novedades ahora gobiernan el mercado de los bioestimulantes. Marcado CE, garantías de calidad, umbrales de seguridad comunes, eficacia en el campo… Desde las normas sanitarias hasta los criterios de calidad, sin olvidar la eficacia agronómica, la regulación de los bioestimulantes se ha clarificado en parte desde 2019, lo que debería mejorar el despliegue de estas soluciones en todo el mundo (cuestión de credibilidad).

Al unirse a la familia de productos fertilizantes, los bioestimulantes conformes al Reglamento FPR de la UE se benefician del marcado CE que les garantiza la libre circulación dentro del territorio de la Unión Europea. Es importante saber que estos se componen, en particular, de una o más categorías de materiales constituyentes, tal como se enumeran en el reglamento europeo. Esto permite estructurarlos mejor en el mercado, al mismo tiempo que les ofrece un mayor reconocimiento entre los profesionales.

En cuanto al etiquetado de los bioestimulantes, ahora se debe indicar cierta cantidad de información en las etiquetas de los productos para abordar retos de transparencia y trazabilidad en el mercado europeo: nombre comercial, nombre y dirección del fabricante, descripción del producto, categoría, modo de empleo, ingredientes activos, número de lote o serie, precauciones de uso, fecha de fabricación y/o de caducidad, información ambiental, etc. Todo esto es ahora obligatorio para los fabricantes de bioestimulantes en la Unión Europea.