Las lluvias importantes del principio del año en Francia vinculadas con las temperaturas templadas presionaron los agricultores para realizar las primeras aplicaciones. ¿Qué evaluación sacar de los eventos climatológicos que marcaron la campaña anterior? Condiciones ambientales extremas y variadas que parecen repetirse este año y que nos impulsan a anticipar las primeras aplicaciones en los cultivos de Colza.
Heladas tardías, variaciones térmicas, sequía al momento de la siembra y al final del ciclo … Las variaciones de temperatura encontradas durante la campaña de 2019 impactan los cultivos un poco más cada año. Son eventos cada vez más frecuentes y distribuidos de manera desigual, según los investigadores del instituto “Terres Inovia” en Francia, que estiman una perdida de alrededor del 30%[1] de la superficie en Colza vinculada a un control difícil de las plagas de otoño.
En colza, el alargamiento del período de sequía en época de siembra, el aumento de las temperaturas medias y del número de días calurosos provocaron una germinación irregular de las plantas[2]. Además, este aumento de las temperaturas no solo causó la caída de la cantidad de vainas, sino también de la cantidad de granos por vainas. Son nuevos factores climáticos que parecen repetirse según los expertos, y que explican en parte las caídas de los rendimientos, pasando de 35.3 qx / ha en 2017, a 28.7 qx / ha en 2018 y 28.6 qx / ha en 2019[3].
La misma evaluación se puede realizar sobre los cultivos de soja, donde el rendimiento pasó de 26 qx / ha en 2018 a 25.1 qx / ha en 2019[3]. La floración es un período importante para la elaboración de los componentes de rendimiento. Sin embargo, en el cultivo de la soja esta etapa se realiza a principios del verano: un período crítico donde las altas temperaturas y la falta de agua pueden afectar negativamente el desarrollo de las vainas y, por lo tanto provocar el aborto de las flores y pérdidas de rendimiento.
Las cifras 2019 fueron más positivas para los cultivos de leguminosas. Un clima favorable en las etapas claves del desarrollo del cultivo, junto con buenas prácticas agrícolas y un aumento de las superficies han traído condiciones favorables para el buen desarrollo de las plantas y las vainas. Esto se refleja en los rendimientos de frijol y arvejas que pasaron de 24.8 qx / ha a 28.2 qx / ha y de 35.3 qx / ha a 39.7 qx / ha respectivamente entre 2018 y 2019[3].
Sin embargo, es importante recordar que incluso los estreses más leves tienen un impacto en los cultivos. Para Benjamin ALBERT, responsable de proyectos I + D para los productos de bioestimulación y bionutrición en Agrauxine by Lesaffre, las soluciones de bioestimulación constituyen una respuesta efectiva no solo para enfrentar el impacto de los factores abióticos, sino también para estimular los cultivos:
« 2019 fue un año particularmente delicado en cuanto a las condiciones climáticas para muchos cultivos, dado la alta frecuencia de estos episodios climáticos durante el último año. La aplicación de bioestimulantes en etapas claves tiene su lugar en el itinerario técnico del productor, y todo su interés para reducir el impacto de estos factores abióticos. Como su nombre lo indica, estas soluciones estimulan naturalmente a las plantas y su metabolismo provocando respuestas a diferentes niveles de la planta para protegerse o combatir estas condiciones desfavorables. Los bioestimulantes protegen los cultivos, aseguran su buen desarrollo y evitan efectos negativos sobre el rendimiento. »
Por lo tanto, los bioestimulantes no pueden reducirse a productos de estimulación de cultivos para ser utilizados solo en caso de fuertes variaciones climáticas. Las plantas están constantemente afectadas por estos estreses, se recomienda entonces aplicar estas soluciones todos los años para optimizar el rendimiento de sus cultivos.
En Europa y Francia, este comienzo de año lo demostró perfectamente con los primeros episodios de lluvias importantes: las condiciones climáticas para la temporada 2020 generarán nuevamente estreses que tendrán impactos negativos sobre los cultivos.
Para evitar estos impactos, será necesario anticipar y revisar mejor sus diversas intervenciones, especialmente durante la floración, periodo crítico para las plantas. El manejo del cultivo es clave entre las etapas de siembra, fertilización, protección frente a malezas, plagas o enfermedades; es también interesante pensar en estas soluciones de estimulación durante todo el desarrollo del cultivo con fin de poder enfrentar los factores abióticos para favorecer un crecimiento homogéneo y asegurar los periodos críticos como la floración.
Para obtener más información sobre soluciones de bioestimulación adaptadas a sus cultivos, solicite asesoramiento a nuestros equipos.
